sábado, 26 de noviembre de 2016

Quejas de clientes: cómo sacarles provecho.



"La capacidad que tengamos para conducir las quejas de manera productiva, indudablemente colabora con el éxito de nuestro estudio."

¿Existe algo más odioso que un cliente quejándose de nuestros servicios?
Ciertamente ese es un momento en que se pone a prueba nuestro temple. La capacidad que tengamos para conducir las quejas de manera productiva, indudablemente colabora con el éxito de nuestro estudio.
Las quejas tienen lugar cuando nuestra actividad, no ha producido un resultado tal cual lo esperaba el cliente.
Esto puede obedecer a múltiples factores; para este análisis, los divido en dos:

Por causa nuestra.
Como seres humanos que somos, no estamos exentos de cometer errores. Cuando nos encontramos ante una situación en la que hemos sido el causante del problema, es importante reconocer ante el cliente, rápida y llanamente la existencia del error.
En este punto, debemos evitar caer en la tentación de brindar excusas o explicaciones de por qué incurrimos en error. Si el cliente está molesto, una de las peores estrategias es tratar de calmarlo dando explicaciones. El efecto, por lo general, será el contrario.
Reconocida la existencia del error, el siguiente tema de conversación, es cómo se va a proceder a subsanarlo. Quedarse estancado en cualquier otro tema, es perder el tiempo.
El impacto en términos económicos de dicha solución debería ser mínimo o, de ser posible, inexistente para el cliente. Es justo que, si hemos actuado negligentemente, nos hagamos cargo de los costos, en todo cuanto sea posible.

Asumir la responsabilidad y los costos, son un excelente estímulo para mantenernos alertas a que no nos vuelva a suceder una situación similar, paralelamente proyectará en el cliente la imagen de un profesional que trabaja en base a valores éticos y responde por su trabajo.
Un problema de esta clase, es también un indicador de que estamos necesitando aplicar más atención a algún aspecto descuidado. Es como cuando el instrumental de un sistema indica que algo no está bien. ¿Necesitamos más capacitación en algo? Habrá que dedicarle tiempo y dinero. ¿Nos hace falta crear un conjunto de procedimientos y controles a nuestra tarea? No prorroguemos más el asunto y pongámonos a crear un sistema de trabajo que nos permita obtener un control de calidad de nuestra tarea.

Por causa del cliente.
Esta situación se da muy a menudo. La falta de información, de documentación y deficiencias en la comunicación, son causas habituales de problemas en la entrega de un servicio de valor.
Si son las actitudes del cliente las causantes del problema, de muy poco servirá echarle la culpa o señalarle abiertamente sus errores. Lo que se logrará con esto, es una completa negación y se cerrará a la posibilidad de prestar una mayor colaboración de su parte.

Aquí es vital despersonalizar el error. Es decir separar el error de la persona que lo ha cometido. De esta manera, es el error lo que pasa a ser sujeto de análisis y no se abre juicio sobre la persona. El objetivo es quitar la presión o la culpa que pudiera sentir el cliente y así se desvanece una potencial posición de negación; ya que para poder resolver un problema, el principal requisito es reconocer su existencia y luego hacer un buen diagnóstico de sus causas. Para esto, ambas partes deben tener un alto grado de apertura al diálogo que solo se logra, si se han derribado todas las barreras y las autodefensas.
Cuando se ha logrado que el cliente esté del mismo lado que el profesional en aras de resolver el problema, recién a partir de ese momento se crean los espacios de diálogo propicios para encontrar la solución.
Si el diálogo ha sido constructivo, basado en el respeto, el cliente se habrá sentido cómodo y habremos generado, una mejor predisposición a colaborar y a cumplir con nuestras demandas, en cuanto a recibir la documentación e información a tiempo.

Un buen diagnóstico de las causas, puede ser una oportunidad para ofrecer un nuevo servicio. ¿En qué está fallando el cliente que le impide cumplir con lo que el profesional necesita para brindar un servicio de calidad?
Aún si es el caso de problemas en su carácter, como por ejemplo que el cliente es un dejado, un procrastinador o un desorganizado, tenemos posibilidades de intentar ayudarlo, cobrándole por ello. Se le puede brindar un soporte extra en cuanto a creación de calendarios, recordatorios, procedimientos a seguir en el tratamiento y entrega de documentación e información, etc.
Si bien esto supone un trabajo extra de nuestra parte, va de la mano de mejores honorarios, en la medida que el cliente reconozca el esfuerzo adicional de seguimiento, que el profesional debe aportar para que las cosas salgan bien.
Este reconocimiento no surgirá de manera espontánea, es necesario hacérselo notar, informándole del tiempo dedicado a pensar, diseñar y armar un esquema de trabajo para él o ella en particular, como también el tiempo que se emplea en el seguimiento para que dicho programa se cumpla.

Si bien el tema de las quejas de clientes es mucho más vasto, he querido destacar estos dos aspectos que pueden ser aprovechados para que una situación desagradable se torne en una de mayor valoración de nuestra tarea, en una mejora continua de nuestros servicios y en un cambio de óptica por parte nuestra, en cuanto a cómo nos relacionamos con quien nos contrata. 

Como profesionales que trabajamos con información, nos corresponde a nosotros la iniciativa de conseguirla por parte del cliente. Debemos procurar por todos los medios a nuestro alcance, lograr del cliente lo mejor de sí, para el cumplimiento de sus obligaciones.
En este sentido, tengo la visión de nuestra labor como la de un personal trainer con su alumno, encaminándolo, exigiéndole, pidiéndole más, estimulándolo a que logre sus objetivos y recordándole en cada momento posible, sus avances, sus quiebres y también alentándolo y ayudándole a conseguir resultados. Todo esto redundará en la fidelización del cliente, para que nos siga eligiendo.•

¡Saludos y hasta la próxima nota!
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